El tracto gastrointestinal, además de ser la residencia principal del sistema inmune, también se le ha llamado “segundo cerebro”. Estamos compuestos por dos sistemas nerviosos: el sistema nervioso central, conformado por el cerebro y la médula espinal, y el sistema nervioso entérico, que es el sistema nervioso intrínseco del tracto gastrointestinal. Ambos se desarrollan a partir del mismo tejido en el desarrollo fetal. Entonces una parte se convierte en el sistema nervioso central mientras que la otra se convierte en el sistema nervioso entérico. Estos dos sistemas están conectados a través del nervio vago, el décimo nervio craneal que va desde el tronco cerebral hasta el abdomen.
El nervio vago es la principal vía que utilizan las bacterias de nuestro intestino para transmitir información a su cerebro, y la investigación confirma que la composición de la flora intestinal puede influir en la salud y bienestar físico y psicológico, incrementando la susceptibilidad de desarrollar enfermedades como la diabetes, cardiopatía, obesidad, afecciones en la piel y, por otra parte, afecta también el estado de ánimo y la salud mental. Artículos publicados han demostrado como el uso de probióticos puede tratar problemas de salud mental graves y crónicos.
En especial, hay dos tipo de cepas de bacterias con influencia calmante, en parte por amortiguar las hormonas del estrés, son Lactobacillus helveticus y Bifdobacterium longum. Estas bacterias son capaces de producir y administrar sustancias neuroactivas como el ácido gamma-aminobutírico (GABA) y la serotonina, que actúan sobre el eje cerebro-intestino y es así como causan el efecto relajante.
También se ha descubierto que según los tipos de bacterias que tenemos en nuestro intestino, se desarrollan nuestros circuitos cerebrales y cómo éstos están conectados.
Por otro lado, la flora intestinal también influye en la salud del corazón. El riesgo de ataque cardíaco y accidente cerebrovascular puede predecirse por la presencia o ausencia de ciertas bacterias del intestino. En un estudio, los pacientes con placa arterial tenían niveles más altos de N-óxido de trimetilamina (TMAO), p-cresil sulfato, p-cresilo glucurónido y fenilacetilglutamina, los cuales son metabolitos producidos por ciertas bacterias intestinales. Los pacientes que tenían poca placa, tenían niveles más bajos de estos metabolitos. También había una gran diferencia en la flora intestinal entre los pacientes con y sin placa. Esto reafirma el mantener una flora intestinal saludable sirve de protección contra ataques cardíacos, accidentes cerebrovasculares e incluso la muerte.
Además de consumir alimentos fermentados, que aportan probióticos, a la dieta, también es importante consumir suficiente verduras, que son fuente de fibra, ya que esto ayuda a disminuir la producción de TMAO y, con ello, a disminuir la formación de placa. También se ha demostrado que los probióticos favorecen la presión arterial al activar la comunicación desde el intestino a las áreas cerebrales que influyen en ella. La hipertensión (presión arterial alta) es otro factor de riesgo de ataque cardíaco y accidente cerebrovascular.