UK: Bacterias en el intestino, depresión y ansiedad.

Consumir prebióticos puede tener un efecto anti-ansiedad, descubrió el primer estudio en humanos de este tipo.

Investigadores de la Universidad de Oxford han descubierto que los prebióticos pueden reducir los niveles de ansiedad en pruebas clínicas. Así como los alimentos que contienen probióticos, los prebióticos son alimentos funcionales: tienen beneficios más allá de su valor nutricional.
Mientras que los prebióticos no son digeribles, proveen sustento para sanos probióticos dentro del intestino.

El estudio publicado en la revista científica “Psychopharmacology”, incluyó a 45 mujeres, quienes tomaban prebióticos o un placebo por 3 semanas (Scmidt et al, 2014). Los resultados mostraron que comparado con el grupo control, aquellas mujeres que se tomaban los prebióticos tenían menor tendencia a poner atención a información negativa, lo cual es un componente clave de ansiedad y depresión. Las mujeres que tomaban prebióticos también tenían niveles menores de la hormona del estrés (cortisol), la cual se ha conectado con ansiedad y depresión. La influencia positiva de los prebióticos era similar a la obtenida por tomar antidepresivos o ansiolíticos ya existentes.

Dr. Phil Burnet, quien condujo el estudio, dijo: “Los resultados de estas pruebas se agregan a la creciente cantidad de información sobre el comportamiento microbiano y la interacción microbiana-endocrina. El estudio hace una importante contribución a la existente evidencia que relaciona al intestino y su microbiota con la función cerebral.”

Un estudio pasado realizado por investigadores en UCLA fue el primero en encontrar relación entre la función del cerebro humano y las bacterias ingeridas en los alimentos (Tillisch et al, 2013). Dr. Kirsten Tillisch, el primer autor de dicho estudio, dijo: “Muchos de nosotros tenemos un contenedor de yogurt en el refrigerador que comemos por gusto, por calcio o porque pensamos que puede ayudar a nuestra salud en otras maneras”. Nuestros descubrimientos indican que parte del contenido del yogurt puede actualmente cambiar la manera en la que el cerebro responde al ambiente. Cuando consideramos las implicaciones de este trabajo, el viejo dicho “eres lo que comes” y “gut feelings” toma un nuevo significado.
Dr. Tillisch concluyó: “Una y otra vez, escuchamos por parte de pacientes que nunca se han sentido deprimidos o ansiosos hasta que empiezan a tener problemas con su intestino. Nuestro estudio demuestra que la conexión entre el intestino y el cerebro es una calle de doble sentido.”

Fuente: spring.org.uk

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