Noticia de Argentina
Según los datos de la encuesta realizada por Opinaia, con casi 400 mujeres con hijos menores de 3 años, el 35% de ellas no logró alcanzar los objetivos de lactancia planteados durante el embarazo, principalmente como consecuencia de la falta de leche o de las dificultades de la reincorporación al trabajo.
Este porcentaje crece aún más en las mujeres mayores de 35 años, quienes manifiestan un sentimiento de presión al sentirse exigidas por una lactancia exclusiva. “Si bien la Organización Mundial de la Salud recomienda la lactancia exclusiva hasta los 6 meses y luego con la alimentación complementaria hasta los dos años. Muchas veces, esto resulta muy difícil. Las jornadas laborales prolongadas, la vuelta precoz al trabajo, la falta de comodidades laborales para la extracción de leche y la falta de sueño, hacen que se abandone la lactancia mucho antes de lo previsto. Es muy importante hablar con el pediatra sobre estas dificultades, no hay mejor persona para consultar sobre las alternativas posibles”, afirmó la doctora Luciana Meni Battaglia, pediatra y vocera de la Asociación de Empresas de Nutrición Infantil (ANI).
La introducción de fórmulas infantiles en algunos casos, puede extender el período de lactancia y prolongar los beneficios de la leche materna. “Lo importante en el caso de no poder continuar con una lactancia exclusiva es tratar -al menos- de perpetuarla en el tiempo, acomodándose a la situación particular de cada familia. Es preferible, antes que suspenderla, prolongarla con un adecuado aporte de fórmulas infantiles en alguna toma, por ejemplo, aquellas en que la madre está fuera de casa. Si bien la mejor alimentación para el bebé es la leche humana, no hay que sentirse culpable si ésta no es exclusiva, cada uno conoce su situación, y sus circunstancias y debe evaluar con su pediatra qué es lo mejor para el niño y su familia”, agregó Meni Battaglia.
La OMS afirma que la lactancia materna reduce la mortalidad infantil, por enfermedades de la infancia, como diarrea y neumonía; promueve el desarrollo sensorial y cognitivo, además de proteger al bebé de enfermedades infecciosas y crónicas. También favorece un pronto restablecimiento en caso de enfermedad. Según los datos de la Encuesta Nacional de Nutrición y Salud (2007), si bien el 95,4% de los niños inician su alimentación mediante lactancia materna, a medida que transcurren los meses, esta práctica comienza a declinar. Así, a los dos meses, el 57% de los niños se alimenta exclusivamente con leche materna, a los cuatro meses, el 46%, y a los seis meses, sólo el 36%. Esto significa que la lactancia exclusiva disminuye casi un 40% en los primeros meses de vida.
El pediatra indicará una fórmula infantil que toma como modelo la leche humana. Contiene vitaminas, minerales, ácidos grasos esenciales, ARA y DHA, nucleótidos, prebióticos, probióticos, proteínas fáciles de digerir, etc.; adecuados para el crecimiento y desarrollo del bebé.
Algo importantísimo de mencionar, que es superior a escoger la leche materna o la fórmula, es el lazo de amor que se establece entre la mamá y su niño. Este es clave para todo su desarrollo posterior hasta la madurez física, emocional y espiritual. Le dará seguridad en sí mismo, le permitirá explorar opciones de vida, con la fortaleza de la confianza que siente, por parte de su familia y por parte de él mismo, hacia su persona.
Fuente: www.entremujeres.com