- Al masticar, el alimento se muele y se impregna de enzimas como la amilasa y lipasa, enzimas digestivas que favorecen la adecuada digestión.
- La saliva hace que el bolo se lubrique y transite más fácilmente a través del tubo digestivo; si se mastican y se trituran los alimentos en partes más pequeñas, se disminuye el estrés para sistema digestivo y se reducen las probabilidades de padecer reflujo gastroesofágico.
- Cuando los alimentos transitan en forma de fragmentos grandes, no hay una buena digestión. Además, se favorece el crecimiento bacteriano en colon, generando gases y distensión. También puede generar un cierto grado de desnutrición, ya que, al ser los fragmentos de comida muy grandes en tamaño, las enzimas no pueden penetrarlos y los nutrientes contenidos ahí no podrán ser utilizados.
- La masticación es el primer comando para todas las funciones digestivas. Masticar correctamente dará la señal al píloro -un esfínter que conecta el estómago con el intestino- para que se relaje y permita el paso de los alimentos, ayudando al vaciamiento gástrico. También será la señal para el páncreas para que secrete insulina, la hormona encargada de la correcta metabolización de grasas y proteínas.
- Comer despacio también garantiza la adecuada secreción de las hormonas responsables de producir sensación de saciedad, como la leptina, y hará que sólo comamos lo que necesitamos.
- Comer despacio y tranquilamente ayuda a mejorar los niveles de estrés.
El hábito de comer despacio y masticar adecuadamente los alimentos repercute en nuestra salud y es un coadyuvante para mantenernos en un peso adecuado.
