Cuando acudí a la consulta del pediatra de mi bebé (que tiene 8 meses), me dijo que si le explicaba que yo estaba ocupada cuando lloraba, él me iba a entender. Me explicó que los bebés-niños tiene una gran capacidad para entender, siempre y cuando se les explicaran las cosas.
Así que me puse a investigar y me encontré con este artículo importante, donde dice que si tú le explicas a tus hijos por qué debe de alimentarse sanamente, ellos comprenderán la importancia de ello. Y así comerán más verduras por su propia voluntad, en lugar de estar insistiendoles o haciendo circo, maroma y teatro para que coman.
Estudio hecho por Facultad de Stanford.
Los psicólogos Sarah Gripshover y Ellen Markman encontraron que enseñar a los niños la importancia de los alimentos sanos y porqué su cuerpo necesita una variedad de alimentos conduce a los niños a comer más verduras voluntariamente.
Los hallazgos, publicados en la revista Psychological Science, muestran que los niños pequeños son capaces de entender una aproximación conceptual a la nutrición.
Las personas a menudo asumen que las explicaciones de conceptos abstractos, complejos serán demasiado confusos para los niños pequeños, dijeron los investigadores.
Pero los niños tienen una curiosidad natural y quieren entender cómo funcionan las cosas, dijeron.
“Hemos tratado de aprovechar esta curiosidad mediante la creación de un marco para guiar a los niños a comprender más profundamente por qué tienen que comer una variedad de alimentos saludables”, dijeron los investigadores.
Gripshover y Markman crearon cinco libros de cuentos que hacían hincapié en los conceptos clave sobre los alimentos y la nutrición, incluyendo la importancia de la variedad, el funcionamiento de la digestión, los diferentes grupos de alimentos, las características de los alimentos y cómo los alimentos ayudan al cuerpo a funcionar.
Un libro diferente se les lee cada semana en dos aulas de preescolar durante la merienda durante unos tres meses, mientras que otras dos aulas tenían hora de la merienda, como de costumbre.
Más tarde, los niños, de entre 4 y 5 años, se les preguntó acerca de los alimentos, la nutrición y las funciones corporales para evaluar su comprensión de los conceptos descritos en los libros.
Gripshover y Markman encontraron que los niños que habían oído hablar de los libros de nutrición más que duplicado su consumo voluntario de verduras durante la merienda después de la intervención. La cantidad de verduras consumidas por los niños que no escuchan los libros permaneció más o menos lo mismo.
El conocimiento de la digestión y la función que desempeñan los nutrientes en el cuerpo también era más probable entre los niños que habían oído hablar de los libros.
Los investigadores también compararon su marco conceptual para una estrategia de enseñanza basada en el Departamento de Agricultura de los materiales que hacen hincapié en el disfrute de una alimentación saludable y fomentar probar nuevos alimentos EE.UU..
Ambos métodos impulsaron el consumo de verduras por niños en edad preescolar, pero los niños que participan en la estrategia de Stanford aumentaron su ingesta de vegetales aún más general.
“Lo que diferencía a nuestros materiales, aparte de otros enfoques es el cuidado que tomamos para explicar a los niños por qué su cuerpo necesita diferentes tipos de alimentos saludables. Nosotros no entrenamos a los niños a comer más verduras específicamente”, dijeron los investigadores.
Gripshover Markman y dijeron que se necesita más investigación para determinar si los beneficios de una alimentación saludable se traducirá en otras comidas, como en casa, y su duración.
“No hay una varita mágica para fomentar la alimentación saludable en los niños pequeños”, dijeron los investigadores. “Consideramos que nuestro enfoque como único pero posiblemente complementaría a otras estrategias. En el futuro, nuestros materiales educativos basados en el concepto podrían combinarse con intervenciones nutricionales enfocadas en comportamiento con la esperanza de impulsar el sano comer más de cualquiera de estas técnicas solo.”
Fuente: news.stanford.edu
