Por medio del proceso de la digestión, los nutrientes que vienen en cada uno de los alimentos son absorbidos en nuestro organismo. La absorción de estos nutrientes se realiza a través del intestino mediante capilares que van al torrente circulatorio. Pero para que estos nutrientes puedan ser absorbidos, necesitan transformase en moléculas más simples, que logren atravesar la mucosa intestinal.
Lo anterior tiene lugar mediante un proceso denominado digestión química, por la cual ciertas enzimas o catalizadores específicos atacan determinados sustratos. Previamente a este proceso, algunos alimentos necesitan una acción más específica para que los nutrientes se liberen de las estructuras que los encierran, y puedan así, ponerse en contacto con los fermentos digestivos, esta es la fase mecánica de la digestión.
Prácticamente, la digestión consta de dos fases: La fase mecánica, que se divide en: recepción de alimentos, trituración o masticación y tránsito y la fase química, en dónde las enzimas llevan a cabo un proceso de ataque sobre los nutrientes para convertirlos en moléculas más sencillas, con el objetivo de que puedan ser absorbidos.
Los principales componentes que participan son: saliva, jugo gástrico: compuesto por agua (98%), sales, ácido clorhídrico, mucoproteínas, enzimas proteolíticas, factor intrínseco, secreciones endocrinas e inmunoglobulinas. El ácido clorhídrico es el encargado de atacar las estructuras del alimento y de actuar como barrera o filtro biológico, es decir, que se requiere para el proceso de digestión de proteínas, para la absorción de minerales y es la primera línea de defensa contra infecciones o bacterias.
El estómago de forma natural secreta acido clorhídrico para romper la comida y matar sustancias peligrosas que pueden llegar a venir en el alimento. Para una mejor idea de cómo funciona pensemos en el estómago como un tipo de batidora o licuadora. El ácido clorhídrico actúa como aspas, la comida se revuelve hasta que es completamente descompuesta para poder entrar al intestino delgado. Si nuestro estómago no produce suficiente ácido clorhídrico, los alimentos no serán descompuestos de forma correcta o adecuada y la comida entrara al intestino delgado en piezas más grandes, lo que dificulta que se puedan absorber bien los nutrientes. Estos nutrientes por lo general son vitaminas del complejo B o minerales (magnesio, calcio o potasio) que son esenciales para el buen funcionamiento del sistema nervioso.
Por lo tanto, si tienes alguna permeabilidad en el intestino, cuando el alimento entra en mayor tamaño, permite que las toxinas, bacterias y proteínas peligrosas, entren en el torrente sanguíneo. Muchas veces, se cree tener el problema contrario, es decir, creen producir grandes cantidades de ácido clorhídrico, pero puede que estén en un error.
El reflujo es a menudo una combinación de insuficiente ácido y de tiempo para descomponer los alimentos, junto con una válvula defectuosa en el esófago. Muchos médicos holísticos, incluyendo el Dr. Jonathan Wright, han descubierto en la práctica clínica, que gran cantidad de personas con reflujo han llegado a tener una mejoría impresionante con una cucharada de vinagre de manzana orgánico o con agua de limón antes de las comidas.
Los síntomas de bajo ácido clorhídrico incluyen distensión abdominal, eructos, flatulencia y cansancio o fatiga después de las comidas. Estos síntomas no son exclusivos de una baja producción de ácido en el estómago, pero pueden ser indicación.
¿Cómo saber si sufro de baja producción de ácido clorhídrico? Si están presentes varios de los síntomas anteriores y además existen diferentes formas en que el médico pueda probar si son por bajo ácido estomacal. Una prueba sencilla casera es tomar una cucharada de limón fresco o de vinagre de manzana orgánico con el estómago vacío, si se tiene suficiente ácido clorhídrico se sentirá ligera náuseas en unos minutos, lo que puede controlarse fácilmente con un vaso de agua. El limón o vinagre activan la secreción del ácido, cuando después de ingerirlo no se ingiere ningún otro alimento, el ácido clorhídrico secretado no tiene nada que romper o descomponer, lo que resulta en náuseas. Si no se llegan a sentir náuseas o algún mareo, entonces probablemente no se esté produciendo suficiente ácido.
Una de las razones más comunes de falta de ácido estomacal es la deficiencia de zinc, ya que su producción depende de una cantidad específica de este mineral.
Frecuentemente la producción de ácido clorhídrico disminuye en la época de vejez, al igual que ocurre con el zinc, de hecho hay estudios que sugieren que más de la mitad de la población arriba de sesenta años, sufre su deficiencia. El estrés también suprime la producción de ácido estomacal, ya que cuando estamos estresados, el cuerpo canaliza la respuesta hacia eso y se aleja del proceso digestivo.
Por otra parte, también existe el exceso de producción de ácido. El alcohol, el café, algunos medicamentos, bebidas muy calientes y picantes, pueden irritar la pared intestinal y perjudican el estómago. La carne, el pescado, los huevos y otras proteínas concentradas estimulan la producción de ácido. Se recomienda un tratamiento para poder controlar este problema, uno de ellos es la ingestión de una o dos cucharadas de jugo de limón o una cucharada de vinagre de manzana orgánico antes de cada comida.
Fuentes Bibliográficas:
Asperger Syndrome: Natural Steps Toward a Better Life:
books.google.com.mx
Health Is Simple, Disease Is Complicated:
books.google.com.mx
Mejore su digestión:
books.google.com.mx
Dietética y manipulación de alimentos:
books.google.com.mx
2 Comentarios
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BUENISIMA la información, muy bien explicada era lo que estaba buscando.
Muchisimas gracias.