EUA: La razón por la que estás deprimida

La depresión podría estar siendo provocada por una intolerancia química, no porque hayas tenido un mal día en tu trabajo.

El perfume de tu compañera de trabajo, ese olor persistente de alguien que se excedió en el uso del suavizador en la lavada, el humo flotando en un auditorio lleno de gente —para la mayoría de nosotros son molestias que podrían poner fin a una divertida salida de noche o hacer temporalmente desagradable la jornada de trabajo. Pero para otros, podría ser gravemente debilitante.

“Algunos podríamos tener una irritación de leve a poco más, pero otras personas tienen reacciones tremendamente adversas a niveles muy bajos de productos químicos, productos químicos que la mayoría de nosotros ni siquiera puede oler”, dice David Katerndahl, MD, profesor de medicina familiar y comunitaria en la University of Texas Health Science Center en San Antonio. Es una afección llamada intolerancia química, y según un nuevo estudio que se acaba de publicar en el Annals of Family Medicine, el número de personas que la padecen es superior a la que la mayoría de los profesionales médicos sospechan.

Algo más que una molestia

Una intolerancia química es más que estar molesto por la colonia de tu compañera de trabajo o tener una reacción alérgica cutánea a un detergente perfumado. La causa puede ser genética, dice Katerndahl o simplemente es el resultado de la constante exposición, de bajo nivel, durante toda la vida, lo que provoca una intolerancia por acumulación. Esto podría explicar por qué la intolerancia química se diagnostica típicamente, después de los 30 años. Personas con intolerancias a un número de productos químicos sufren de sensibilidad química múltiple o MCS.

Según estudios previos, hay de un 13 a un 33% de reclamaciones del público, que son usualmente sensibles a productos químicos, pero sólo del 2 a 13% pueden clasificarse como químicamente intolerantes. Según el estudio del Dr. Katerndahl, el 20% de los 400 adultos encuestados calificó como químicamente intolerante.

Esto tiene enormes implicaciones en el sistema del cuidado de la salud. En general, dice, los adultos químicamente intolerantes hacen más visitas a las salas de emergencia —un promedio de 23% más por año —que los adultos sanos. Los adultos químicamente intolerantes, en dicho estudio, también eran más propensos a sufrir de alergias, a padecer abuso de alcohol y tener trastorno depresivo mayor.

Ataques de pánico, añade, es alguno de los efectos secundarios más graves, “Es una abrumadora sensación súbita de miedo o temor; a menudo piensan que tienen un ataque al corazón, así que van a urgencias sin tener ni idea lo que les está pasando”, dice. El abuso de alcohol podría ser un mecanismo de defensa y no necesariamente un efecto secundario de la intolerancia. “La gente puede recurrir al abuso del alcohol o drogas como una manera de lidiar con la ansiedad”, agrega. Algunas otras condiciones que se presentan en los químicamente intolerantes son: problemas de corazón, bronquitis, asma, neumonía, sinusitis, hipotiroidismo, enfermedades autoinmunes, intestino irritable y migraña.

Ser diagnosticado con intolerancia química podría no ser fácil. Es un área en la que no se ha visto mucha investigación desde el síndrome de la Guerra del Golfo, primera condición vinculada a sensibilidades químicas múltiples que los médicos creen que fue causada por las exposiciones a plaguicidas durante la guerra del Golfo Pérsico, y muchos psiquiatras y especialistas tienden a ignorar tanto la intolerancia química como la MCS. En muchos casos, las personas que lo padecen, sufren también de síndrome de fatiga crónica o fibromialgia, otra condición vinculada al dolor crónico inexplicado. “Pero muchos médicos de atención primaria están interesados en esto, porque ven muchos pacientes en ámbitos de esta atención, que tienen diversas quejas”, agregó Katerndahl.

Evitar químicos en un mundo tóxico

Todo esto se resume al hecho de que nuestro mundo, cada vez más químicamente saturado, está pasando factura. Según las Naciones Unidas, la industria química es uno de los mayores sectores de la economía mundial, y la producción de productos químicos está aumentando a un ritmo de 3 al 4% cada año. Solo en los Estados Unidos, hay más de 80,000 productos químicos industriales utilizados para producir bienes de consumo, muebles, materiales de construcción, productos farmacéuticos, junto con otros miles para diferentes usos.

No hay un químico individual o grupo de sustancias químicas que el Dr. Katerndahl diga que está vinculado a la intolerancia química o a la sensibilidad química múltiple; ambas condiciones son muy específicas y particulares en cada paciente. Por lo tanto, tu mejor apuesta es evitar productos químicos, potencialmente molestos tanto como sea posible, para que no te conviertas en paciente con intolerancia química más adelante en tu vida. “No hay ningún medicamento que te pueda ayudar con esto”, añade.

Estos son tres pasos simples para librar tu casa de productos tóxicos:

Vuélvete orgánica: Se ha demostrado que los plaguicidas usados en la agricultura química, particularmente los organofosforados, son un detonador gastrointestinal y de problemas del corazón en personas con sensibilidad química múltiple. Incluso si no sufres de intolerancia química, te estás protegiendo de químicos vinculados a trastornos hormonales, trastornos del sistema nervioso y problemas de aprendizaje en los niños.

Di NO al plástico: Tal como el del revestimiento de bisfenol A, que es un interruptor hormonal, de tu lata de sopa o la cortina de hule de la regadera en tu baño. Todos los plásticos contienen una gran variedad de materiales peligrosos, incluyendo los retardadores de flama que dañan el cerebro, bloqueadores de rayos UV que causan cáncer, químicos anti-bacteriales que también son interruptores hormonales y docenas de otros productos químicos que están protegidos con secretos comerciales por lo que nunca han sido estudiados sus impactos en la salud. Todos estos químicos contaminan tu comida, tu agua y el aire que respiras en tu casa.

Aprende a hacerlo tu misma. La única manera de saber lo que compone (y no compone) un producto es hacerlo tu misma. Aprende a controlar las plagas con productos como el bórax y el vinagre blanco y a hacer tus propios productos de limpieza caseros. Los productos de cuidado personal están cargados de sustancias químicas que nunca han sido probadas (y algunos que si lo han sido, han demostrado quedar cortas), y son fáciles de reemplazar con productos de belleza orgánicos caseros. Para muchas recetas DIY revisa las columnas escritas sobre todos estos productos, desde champú casero hasta el yogur casero de muchos columnistas.

Nunca será posible evitar todos los químicos que están a tu alrededor, pero estas medidas pueden ayudarte a reducir las exposiciones más perniciosas en tu hogar.

Fuente: organicgardening.com

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