Canadá: Entrenándolos para dejar el pañal

Con el invierno dando paso a la primavera, muchos padres de niños pequeños están esperando temperaturas más cálidas como el mejor momento para comenzar el entrenamiento del toilet de su chiquito sin el reto añadido del frío y las lluvias.

Pero sólo porque los padres están dispuestos a abandonar el ritual y el gasto de los pañales, no significa que su hijo esté preparado para aceptar el baño como adulto, dice al Dr. Michael Dickinson, pediatra en Miramichi, N.B.

“Realmente es un proceso desarrollado por los niños, y a veces no importa lo que los padres quieran o cuánto lo quieren, el niño se entrenará a su propio ritmo y en su propio tiempo”.

Dickinson dice que no hay edad exacta en la que un niño debe estar entrenado para el toilet y el rango normal de cuando dejar los pañales puede ser bastante amplio.

“La inmensa mayoría de los niños podrían ser entrenados entre su segundo y cuarto cumpleaños. Tal vez tres años sería un promedio. Los tempraneros están más cercanos de los dos años, los más lentos más cerca de los cuatro”.

“Sin duda, creo que los padres deben estar atentos a los niños cuando éstos dan algunas señales de que están listo para iniciar el proceso”, dice el también portavoz de la Canadian Paediatric Society. “Niños que tendrían algunas habilidades de comunicación… (y) que pueden decir si están incómodos. A menudo, mostrarán signos de querer usar el baño”.

Es una buena señal que les guste ir a un lugar tranquilo y un poco apartado para evacuar y luego volver a seguir con su rutina. Algunos niños se meterán debajo de una mesa, algunos irán a otra habitación. “Cuando empiezan a hacer esto… entonces sabemos es tiempo para iniciar”, agrega.

Dickinson aconseja a los padres tener a mano una bacinica antes del inicio del entrenamiento para que se convierta en un objeto familiar. Usarla o usar un asiento reductor del toilet del hogar va a depender de cual funciona mejor para cada niño.

“Algunos niños pueden temer al baño grande y al ruido del agua al jalar la cadena”, dice.

“Otros niños verán a sus hermanitos mayores o sus padres sentarse en el baño y querrán imitarlos. Comprobarán que no es peligroso hacerlo”. Es buena idea colocar un aditamento en cada uno de los cuartos de baño de la casa para que el niño tenga un acceso rápido y fácil. Vale la pena programar un reloj para ofrecerles e incluso sentarlos cada 20 minutos.

Algunos niños por miedo, realmente la pasan mal al principio. Si sabemos que el niño tiene dos evacuaciones diarias, durante el entrenamiento es preocupante que las esté reteniendo durante todo un día por temor. Con mucha paciencia sentarse con el niño, leerle cuentos y motivarlo a que puje para que pueda salir la popó al agua. Al principio podrán estar nerviosos, con miedo en los ojos, pero al pasar los días se les irá haciendo más fácil. Ofrecer alguna pequeña recompensa cuando se logra éxito. Tocar el tema de que los pañales son solo para bebés que no pueden disfrutar de hermosas actividades que son para niños grandes, como el cine, el circo, la alberca, pasar a pegarle a la piñata, los juegos del parque, pueden motivarlos a querer ser ‘grandes’. Ropa interior bonita o pijamas nuevas también pueden ser motivadores. Mantenerlos en pull-ups por la noche evita accidentes mientras duermen.

Dickinson dice que es importante que los padres no impongan la situación si el niño está reacio a utilizar la bacinica desde el principio. Aconseja gratificar los éxitos y ser paciente con fallas y contratiempos, son parte del proceso. Regalar calcomanías, un helado o leer un libro adicional antes de acostarse por haber usado el baño exitosamente, ayuda a reforzar el comportamiento.

Hacer o decir algo que parezca un poco punitivo o disciplinario podrá a menudo hacer más daño que bien. A menudo, hará que los niños se resistan más y se pueda convertir en un problema grave.

Jenny Lutes ha pasado por un entrenamiento con su hija de siete años de edad y está por iniciar el proceso con su hermanita de dos años este verano, cuando esté un poco más madura y no tener que lidiar con montones de ropa por ‘accidentes’.

“¿Cómo lo hicimos cuando la mayor era pequeña, de 14 o 15 meses? Teníamos una bacinica en casa”, dice esta madre de Vancouver. “Así que desde muy chiquita entendió cómo funcionaba y jugaba con ella, sentaba a sus muñecas, ella misma se sentaba vestida. No queríamos ponerle ningún tipo de presión”, añadió, señalando que entre 18 meses y dos años de edad, su primogénita en ocasiones utilizó la bacinica por iniciativa propia. “Se quitó su pañal, se sentó, la usó y pidió papel higiénico”. Aún así, Lutes y su marido sin presionar, se apegaron a su plan para comenzar el entrenamiento cuando la niña estaba a medio camino entre los dos y tres años.

“Tardé dos semanas de entrenamiento activo. Fueron cuatro meses de una rutina de baño exitoso y después de eso era totalmente independiente para el inicio de preescolar”.

Mientras ella se prepara para el entrenamiento de la más chiquita, Lutes da este consejo a otros padres: “Estén dispuestos a ser flexibles; si una manera no funciona, hay que cambiar a otra. Pregunten a amigos o familiares lo que funcionó con sus hijos. Mantengan en mente que la paciencia es la clave”.

“No se desanimen y manténganse en el proyecto”.

Fuente: www.canada.com

 

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