La papa es uno de los alimentos más consumidos en el mundo.
Comúnmente se conoce la papa como vegetal, debido a su composición nutricional, sin embargo las papas se clasifican mejor como almidón. Entre sus aspectos positivos, las papas son buena fuente de fibra, vitamina B, vitamina C, hierro y potasio. Cuando se cocen las papas y luego se enfrían, se convierten en almidón resistente, lo que significa que es más fácil de digerir.
Desafortunadamente, la mayoría de las papas que se venden y se consumen es en forma de papas fritas y a la francesa, se debe de evitar definitivamente este tipo de alimento debido a la escasez de nutrientes que proporcionan.
Otro dato muy interesante, es que al consumir papas fritas y a la francesa se exponen a una sustancia química llamada acrilamida que es causante de cáncer y podría ser neurotóxica. La acrilamida es el derivado de una reacción química entre los azúcares y el aminoácidos asparagina a temperaturas superiores de los 120° C, y este tipo de alimentos se calientan a temperaturas muy altas para obtener su superficie dorada o carbonizada, por lo cual es muy probable que contengan acrilamida.
Además, debido a que las papas se cultivan en el suelo y las condiciones del suelo varían ampliamente, es posible que cada vez que coma un tubérculo aumente su exposición a los pesticidas tóxicos y metales pesados, por esta razón, es recomendable moderar o limitar su consumo.
Ya teniendo claro lo anterior, recapitulemos un poco, la papa tiene un alto contenido de almidón y recordamos que el almidón se convierte en azúcar en nuestro cuerpo, por esta razón tenemos que tener medido el consumo de este tubérculo, si lo que se pretende es bajar de peso.