La piel y la alimentación

Patricia Liceaga

Todos invertimos en productos carísimos para el cuidado de nuestra piel, para los ojos, para las líneas de expresión, para reafirmar, para la celulitis. Pero no nos hemos puesto a pensar que para tener una piel sana y hermosa también es importante mantener una buena alimentación y una correcta hidratación. Recordemos que nuestro cuerpo es 60% agua, y que somos lo que comemos.

Gran parte del aspecto de la piel obedece directamente a los cuidados que le damos. Entre lo que conviene evitar destacan la exposición al sol sin protección, el aire acondicionado directo, el tabaco, la contaminación ambiental o un estilo de vida inadecuado (mala alimentación, sedentarismo, estrés emocional…)

Para una mayor información entrevistamos a la Dra. Cynthia Vivar, Médico Cirujano con Maestría en Medicina Estética, en la Facultad de Medicina de Córdoba, España. Esto es lo que nuestra experta en el cuidado de la piel, nos dice:

¿Qué es la piel?
La piel el órgano más extenso y accesible del cuerpo humano. Posee una superficie media en el adulto de 1.8 m2, con un peso correspondiente al 16% del total del cuerpo. Su espesor depende de la zona considerada, pero puede decirse que oscila entre 0.5 y 4 mm. La piel es la barrera que el cuerpo posee frente al mundo que nos rodea. Su misión principal es la de defendernos y aislarnos de los posibles efectos y estímulos que genera el medio ambiente. Pero también es nuestra mejor carta de presentación, denotando salud en nuestro interior.

¿Cómo funciona?
Entre las funciones de la piel se encuentra el brindar una protección mecánica frente a traumatismos, proteger contra la radiación UV absorbiendo o reflejando la luz que llega directamente a la piel, regular la temperatura corporal y proteger contra infecciones gracias a su manto acido, el cual impide el crecimiento de microbios. Además, nos ayuda a sintetizar la vitamina D. Para que todas estas funciones se realicen correctamente es necesario tener una piel sana. La piel se renueva constantemente, el ciclo normal de recambio celular epidérmico es de 28 días. Esa permanente renovación requiere un aporte continuo de nutrientes que le son esenciales y su déficit en la dieta ocasiona alteraciones en su crecimiento y apariencia. Por lo tanto, una alimentación que asegure el aporte correcto de todos ellos contribuye a mantenerla en perfecto estado de salud, dando como resultado una piel suave, hidratada, libre de irregularidades, firme y con las funciones celulares adecuadas.

¿Qué tan importante es el consumo del agua?
La piel cuenta con hidratación natural, pero factores externos como el sol, el viento y el calor alteran nuestras preciadas reservas de agua. Ingerimos líquido a diario, pero también lo perdemos y cuando eso ocurre, las manifestaciones más tangibles se dan a nivel cutáneo. Además como órgano protector, la piel tiene un rol fundamental al momento de conservar el agua en el organismo. Mantener la humedad y suavidad en la piel es la misión de las cremas hidratantes, sin embargo, no existe crema alguna que aporte agua a la piel y si nosotros no la ingerimos de forma adecuada perdemos parte de esa reserva natural, por lo que la piel se vuelve áspera, seca, escamosa, triste y opaca.

¿Y la alimentación?
Así como nosotros necesitamos una alimentación adecuada y balanceada para obtener los nutrientes necesarios y permanecer sanos y fuertes, nuestra piel los necesita para formarse, para conservar una adecuada función celular, para proteger nuestro organismo y para mantener una apariencia saludable y tersa.

¿Dónde se encuentran estos nutrientes?

  • Vitamina E: Antioxidante, neutraliza la acción dañina de los radicales libres que en verano aumentan debido a los rayos solares y que son una de las causas de las denominadas “manchas de envejecimiento”.
  • Ácidos grasos monoinsaturados: en el aceite de oliva y el aguacate.
  • Ácidos grasos poliinsaturados: Aceites de semillas (omega 3, 6 y 9) y frutos secos oleaginosos.
  • Pro-vitamina A o beta-caroteno: se transforma en vitamina A en nuestro organismo conforme éste lo necesita y posee, además acción antioxidante. Abunda en verduras de hoja verde y de coloración rojo, anaranjado o amarillento (zanahoria y calabaza) y en ciertas frutas (chabacanos, cerezas, melón, duraznos y nectarina).
  • Vitamina A: presente sólo en los alimentos de origen animal, como hígado, grasas lácteas (nata y mantequilla), yema de huevo y lácteos completos. Ejerce un papel esencial en la renovación de la piel y de las mucosas.
  • Licopeno: es un pigmento antioxidante que confiere su color característico al tomate y que también está presente en la pulpa de la manzana, el chabacano, la sandía, la papaya y el pomelo rosado.
  • Vitamina C: de potente acción antioxidante y relacionada con la producción de colágeno, proteína que mantiene la piel tersa y sin arrugas. La mejor forma de incorporar esta vitamina es a través de frutas y verduras frescas, en ensaladas, por ejemplo. Abunda en: pimientos, kiwi, cítricos, melón, fresas, moras, frutas tropicales, col y tomate.
  • Proteína: una ingesta adecuada de carnes, pescado y sus derivados, huevos y lácteos, así como de legumbres y frutos secos, de acuerdo a los criterios de una dieta equilibrada, resulta fundamental para la renovación y buen aspecto de nuestra piel.
  • Ácido fólico o vitamina B9: está relacionada con la renovación celular y se encuentra mayoritariamente en la verdura de hoja verde, las legumbres verdes, diversidad de frutas, los cereales de desayuno enriquecidos, el hígado y la levadura de cerveza.
  • Vitamina B2 o riboflavina: actúa contra la seborrea (enfermedad común que afecta principalmente el cuero cabelludo). Se encuentra en la leche y sus derivados (yogur o queso), huevos, carnes, pescados, hígado, legumbres y frutos secos (almendras y nueces).
  • Vitamina B3 o niacina: participa en la síntesis de la queratina. Se encuentra en: carnes, pescados, vísceras, cereales integrales y frutas desecadas (orejones de durazno, chabacano e higo, dátiles, etc.).
  • Vitamina B5 o ácido pantoténico: desempeña un papel destacado en la salud de la piel. Está ampliamente distribuido en la naturaleza y es muy raro que surja una carencia.
  • Vitamina B6 o piridoxina: está relacionada con el metabolismo correcto del zinc, mineral que forma parte de la epidermis. Abunda en: pescados azules, carnes, huevos, frutos secos, cereales integrales, plátano, espinacas, levadura de cerveza y germen de trigo.

Esto no solo beneficia tu piel, también beneficia al cabello y al crecimiento de las uñas.

Recuerden que una crema fina no es suficiente para nuestra piel, ayudémosla comiendo sano y manteniéndola siempre hidratada, tomando mínimo 2 litros de agua.

3 Comentarios

  1. SÚPER BUENOS ARTÍCULOS , ME ENCANTA RECIBIR MIS NOTICIAS SALUDABLES … FELICIDADES … Y MUCHO DE ESTO LO LLEVO A CABO … GRACIAS .

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