Estudio sobre testosterona e inteligencia emocional

 

Noticia de Holanda

Intuición, dicen algunas, sexto sentido, dicen otras. Las mujeres suelen presumir de tener una mayor inteligencia emocional que los hombres y la ciencia esta vez les da la razón. Un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Utrecht en Holanda comprobó que los mayores niveles de testosterona en el organismo reducen la capacidad de las personas de empatizar con los sentimientos o pensamientos de otras personas.

Los investigadores seleccionaron a 16 mujeres jóvenes de una edad promedio de 21 años. A ocho de ellas le administraron una inyección sublingual de testosterona, mientras que a las ocho restantes les dieron sólo un placebo. Luego, todas las voluntarias fueron sometidas a un test en el que debían inferir el estado de ánimo de otras personas a partir de la observación de fotografías de sus ojos. Un 75% de las participantes que recibieron la inyección de testosterona redujeron su capacidad de definir correctamente los sentimientos o pensamientos de las personas fotografiadas.

El experimento implica que los niveles de testosterona afectan de forma directa la habilidad de leer la mente de los demás, lo que explica que, en general, las mujeres realizan mejor determinadas pruebas que algunos hombres, ya que los hombres producen más testosterona que las mujeres. “Este estudio contribuye a nuestro conocimiento sobre cómo pequeñas diferencias hormonales pueden tener efectos de largo alcance en la empatía”, destaca Simon Baron-Cohen, investigador de la Universidad de Cambridge y coautor del estudio publicado en la revista Proceedings of National Academy of Science.

Jack van Honk, investigador de la Universidad de Utrecht y líder del estudio, explica que el mecanismo neurobiológico por el cual la testosterona afecta la lectura para la mente “probablemente sea a través de la amígdala cerebral, donde la hormona puede modular la conectividad con las regiones del cerebro implicadas en la conducta prosocial y antisocial”.

Estudios previos han indicado que la testosterona tiene una doble función de organización y activación del cerebro. Entre las semanas 12 y 19 de gestación, la hormona masculina tiene un rol crítico en la organización del cerebro. Posteriormente, durante la adolescencia y adultez, esta sustancia modifica selectivamente los procesos cerebrales para propiciar ciertas conductas, dependiendo del contexto social. Otras investigaciones han demostrado que cuando se suministra oxitocina -una hormona femenina- a hombres jóvenes se produce el efecto contrario, aumentando su capacidad de detectar las emociones y los pensamientos de otros.

La mayor reducción en la capacidad de empatizar se observó en las participantes que durante su gestación estuvieron expuestas a mayores concentraciones de testosterona. “Es emocionante, porque sugiere que los niveles de testosterona prenatal advierten de los efectos posteriores de la testosterona en la mente”, dice Van Honk.

Según los autores, este último hallazgo tiene una importancia adicional, porque respaldaría la teoría que indica que los niños que están expuestos a altas concentraciones de testosterona tienen más riesgo de sufrir autismo y problemas con sus habilidades sociales. En 2009, un estudio de la Universidad de Cambridge indicó que los bebés varones con mayores niveles de testosterona solían mirar menos a sus madres, su vocabulario era menos rico al año y medio de vida, a los cuatro años eran menos sociables y tenían menos interés por el mundo que les rodeaba.

Fuente: noticiasholanda.com

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