Canadá: Cuando los hijos se vuelven contestones

Cuando nuestra hija mayor comenzó a hablar, estábamos más que encantados, por decir lo menos. ¿Después de todo, qué padres no estarían emocionados por ese momento cuando su balbuceante creatura comienza a decir algo coherente?

Sin embargo, padres mayores qué nosotros, aunque felices, fueron rápidos en darnos una pieza de advertencia: “Sólo espera cuando se vuelva contestona”.

Enfrentados a los arrebatos de nuestra pequeña de dos años y medio estamos preocupados: ¿es esto simplemente una señal de lo que vendrá?

Bueno, pues ha ocurrido. Mientras repeticiones de la palabra “¡No!” con aumento de energía y acompañada por un montón de gritos y agitación han sido una parte de nuestra familia durante casi un año, el comportamiento resistente de la niña se ha elevado recientemente a un nuevo nivel.

En estos días, no es raro que repita frases como “¡No me gustas!” o “¡Ya! ¡No te quiero!” cada vez que se le hace una demanda que no es de su agrado. Y no es solamente para nosotros los papás; sino con sus abuelos, con nuestros amigos y sus compañeros de clase en la guardería, ellos también han sido destinatarios de estas declaraciones tan emocionalmente cargadas.

Naturalmente, hemos intentado arduamente desalentar esa conducta. Le decimos que esas palabras son hirientes, la motivamos a que pida disculpas y le damos sus ‘tiempos de espera’ si no se detiene. Esto nos pone pensativos y nerviosos por el futuro.

Nos preocupa cuando se convierta en adolescente. Recordamos cómo que éramos con nuestros padres, cuando solíamos responderles mal, y cómo nos sentíamos acerca de que nos dijeran no hacer cosas que queríamos hacer, o no ir a lugares a donde queríamos ir. Resentimos ese desequilibrio de poder, pero en retrospectiva, entendemos por qué esas reglas a menudo eran necesarias. Sin embargo, no esperamos el mismo tipo de conflictos con nuestros propios hijos. Pero, parece que acaban de comenzar.

Contestadas: ¿Qué hay detrás de ellas y cómo debemos reaccionar?

Según James Lehman en Empowering Parents, contestar mal a los padres proviene de un sentimiento de impotencia y frustración. Si quieren hacer algo y les dices que ‘no’, es como si estuvieras quitándoles algo. Contestar es simplemente el medio de llenar ese vacío. Y obviamente no es un problema que comienza y termina con los niños pequeños; puede continuar hasta la adolescencia.
Reaccionar de manera ‘correcta’ es importante para un padre. La clave aquí es recordar que no es acerca de quién tiene la última palabra o ver este cambio como un desafío a su autoridad. Tú ya has establecido las reglas y ahora tu hijo sabe como son. Quizá desean protestar, pero ya has dicho lo tenías que decir.
Mientras tanto, Parents.com, ofrece su propio conjunto de consejos para saber cómo desalentar esas contestadas en los niños pequeños:

Planifica con anticipación: Piensa qué privilegios podrían ser quitados si continúa su comportamiento grosero.
Responde con decisión cuando lo hace: Esto puede significar decir algo como: “Ese lenguaje es inaceptable. Has perdido tus privilegios de TV de hoy”.
Hazlo sin discusión adicional: No amenaces con quitarle algo si sucede ‘una próxima vez’ (error que comúnmente cometemos). Toma acción inmediatamente.
No respondas para provocar una nueva contestada: Una vez que la consecuencia ha sido presentada, es mucho mejor que simplemente quede como un solo incidente.

No tenemos ninguna duda de que las contestadas continuarán de parte de la niña y sus hermanos más pequeños al crecer. Pero esperamos que, si ponemos las reglas ahora, tal vez podamos frenar lo peor del tiempo futuro. Por lo pronto, es importante establecer límites en todos los hogares. Si están claramente definidos, será más fácil hacerlos cumplir. Queremos que nuestros hijos sepan cuando han cruzado una línea, pero también queremos felicitarlos cuando hayan hecho algo bueno.

Fuente: o.canada.com

1 Comentario

  1. Muy buen tema, es algo muy común en las familias; sin embargo también es importante cómo padres detectar cuándo las cosas se salen de control y no es porque sean “malos padres” que muchos así lo ven, si no que hay momentos en que es de sabios pedir ayuda, e incluso considerar al psicólogo infantil, éste tiene muchas herramientas y conocimientos para el niño y los padres y no por tomar ésta decisión significa que el niño “ya esta muy mal”. Podemos verlo cómo que otro profesionista estudió precisamente para ése tipo de casos.

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