Argentina: Evolución física y psicológica. Crecer en familia

Ser padres y madres es una actividad que conlleva una enorme responsabilidad que, además, viene con una dificultad añadida: nadie nos enseñó cómo debemos hacerlo. En este sentido, la tarea de educar a nuestros hijos supone un proceso de aprendizaje lleno de momentos gratificantes pero también de dudas, confusión y, de vez en cuando, un poco de estrés.

Todos nos proponemos ser los mejores padres posibles. Podríamos preguntarnos entonces: ¿Quiénes pueden ser considerados unos buenos padres y madres? En principio, podemos decir que son aquellos que con sus decisiones cotidianas ayudan a sus hijos a desarrollarse de forma autónoma y plena.

Esto supone:

  • Ofrecerles atención, dando respuesta a su necesidad de amor, calidez y seguridad.
  • Establecer rutinas y darles orientación, porque rutinas predecibles y de establecimiento de límites necesarios, les aportan seguridad.
  • Reconocerlos, escuchándolos y valorando cada pequeño paso que van dando en su evolución.
  • Potenciar su sentimiento de competencia, que favorece la autoestima, el control y la autonomía personal.
  • Educarlos sin violencia, excluyendo cualquier forma de castigo físico o psicológico.

Ante todo, es fundamental conocer a nuestros hijos, entender por qué hacen lo que hacen en el momento evolutivo en que se encuentran, y saber de qué forma podemos ayudarles a desarrollar sus capacidades y habilidades en cada momento de la vida.

¿Cómo ayudarles a crecer de forma plena?

Los niños y las niñas se desarrollan mejor cuando sus padres y madres:

  • Son cariñosos y les brindan apoyo.
  • Pasan con ellos tiempo de calidad; es decir, están con ellos interactuando, jugando, compartiendo sus ilusiones sus fantasías.
  • Tratan de comprender sus experiencias y comportamientos.
  • Establecen límites y les explican las reglas que deben respetar.
  • Estimulan conductas positivas y elogian sus comportamientos.

Ante un mal comportamiento reaccionan con una explicación y, si es necesario, un castigo no violento, como imponerles “un tiempo de reflexión”.

Fuente: damsu.uncu.edu.ar

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