Noticia de EUA
Margaret Thatcher, quien recientemente murió de un derrame cerebral a los 87 años de edad, fue una extraordinaria líder: una persona apasionada de inquebrantable convicción moral. Ella vivió su vida política no como una carrera sino como una misión.
Fue una advenediza desde siempre, no solo una mujer en una nación cuyo liderazgo era regido por hombres, sino por ser hija de un comerciante de comestibles.
Llegó a la cumbre del gobierno por su energía y talento, estudiando en Oxford y elevándose a ser cabeza del Partido Conservador Británico alrededor del año 1975, a los 50 años, venciendo a Edward Heath, que en 1970 la había nombrado Ministra de Educación y Ciencia.
Fue Primer Ministro de 1979 a 1990 elegida en tres términos. Después de llegar al número 10 de Downing Street, Thatcher introdujo una serie de iniciativas políticas y económicas para revertir lo que percibía como un precipitado declive nacional en el Reino Unido. Su filosofía política y política económica hicieron hincapié en la desregularización (especialmente del sector financiero), la flexibilización en el mercado laboral, la privatización de empresas públicas y la reducción del poder de los sindicatos. Durante sus primeros años de gobierno la popularidad de Thatcher disminuyó en medio de la recesión y el alto desempleo, hasta que la recuperación económica y la victoria en la Guerra de Malvinas de 1982 le brindaron un aumento en su popularidad, que se tradujo en la reelección en 1983. Llevó adelante una férrea política exterior caracterizada por su oposición a la formación de la Unión Europea y un completo alineamiento con la política exterior de Estados Unidos. Sin embargo, firmó el Acta Única Europea, que establecía formalmente el mercado único y una cooperación más estrecha en Europa. Introdujo un cambio socioeconómico radical en el Reino Unido, aunque fue criticada por la venta de bienes del Estado y el debilitamiento de los sindicatos.
Los británicos la odiaban o la veneraban. Su inflexible dureza con los irlandeses en huelga de hambre le gano enemigos que la culpaban de despertar más violencia en Irlanda. Podía tener mucha razón o nada de razón: Insistía que después de la caída del Muro de Berlín, la unión de Alemania Oriental y Accidental estaba condenada al fracaso. Era, dependiendo del punto de vista de cada uno, o una campeona triunfadora o una despiadada impulsora del capitalismo. Por eso es llamada líder revolucionaria. Todo en ella era sostener los principios con fuerza.
Parte de su filosofía era:
“Hemos pasado por una etapa donde niños y adultos hemos creído que ‘Tengo un problema y es el trabajo del gobierno resolverlo’ o ‘No tengo casa, el gobierno debe darme casa’ y hemos ido turnando a la sociedad nuestros problemas y ¿Quién es la sociedad?
¡No existe tal cosa! Hay individuos, hombres y mujeres, hay familias, y ningún gobierno puede hacer nada excepto a través de la gente y la gente ve por si misma.
Es nuestro deber ver por nosotros mismos y después ver por el prójimo. La vida es un negocio recíproco, pero vemos mucho los derechos más no las obligaciones”.
Fuentes: forbes.com
es.wikipedia.org