Creencias limitantes

“He probado de todo para bajar de peso. Pero, tarde o temprano, siempre acabo recuperando los kilos que he perdido y vuelvo a pesar lo mismo que al principio”.

“La verdad es que me sobran demasiados quilos y ya no sé qué más puedo hacer para quitármelos de encima.”

“Me miro al espejo y no me gusto. No es esa la imagen interior que tengo de mí.”

Hace poco, en un taller que impartí acerca las creencias limitantes, un chico me explicó que, a pesar de llevar años cuidando su alimentación, hasta el punto de ser poco más o menos que vegetariano, no conseguía perder esos kilos de más. “Lo he intentado todo, me he trabajado mucho el tema de la comida, he ido a dietistas, a médicos, y hasta a acupuntores y nada. No hay manera. Será que debo ser así”.

Será que debo ser así, será que esta es mi constitución, será un tema genético, será que mi cuerpo es este, será que me tengo que conformar.

¿Te sientes identificado con alguna de estas afirmaciones? Si es así, si te parece estar oyéndote mientras lees esas frases, es porque han resonado con tus creencias. Concretamente con esas creencias negativas que te están impidiendo dos cosas: bajar de peso y mantenerte en tu peso ideal.

Cuando hablo de peso ideal me refiero al que tú consideras es el mejor para ti. Es ese con el que te ves estupendo cuando observas tu imagen ideal en la pantalla de tu mente.

Pero regresemos de nuevo al chico del taller. Le pregunté quién en su familia llevaba el tema de la comida. Me respondió que su madre. Para ella era importante que sus hijos estuvieran bien alimentados. Por ello las raciones eran generosas y abundantes. Y cuando alguno de sus hijos no se terminaba el plato, ella, enfadada, lo guardaba en la nevera y se lo volvía a poner en la mesa al día siguiente. No podía quedar un plato en la mesa con comida, nunca.

Lloró al recordar que se había pasado horas y días delante de un mismo plato, que su madre guardaba en la nevera, día tras día, hasta que él se lo había comido todo. Y ahí comenzó el verdadero trabajo de él para adelgazar.

¿Cómo vivió eso el niño? ¿Qué conclusiones elaboró su subconsciente? ¿Cómo percibió la comida? Si no me como todo mi madre se enoja conmigo. Por lo tanto, soy malo. Por lo tanto, no me va a querer. Por lo tanto, lo mejor para mí es absorber todo para que me quieran. De ahí a que la mente de la orden al cuerpo de ralentizar el metabolismo y retener así todo el alimento, hay un paso.

¿Qué asociaciones puede hacer la mente subconsciente relacionadas con la comida, el peso o nuestra auto-imagen?

Hace poco vino a verme una mujer debido a la ansiedad que sentía cada vez que miraba su cuenta bancaria para saber si ya le habían ingresado el sueldo. Esta ansiedad se repetía todos los meses y siempre con lo mismo. Durante la visita descubrimos que, de pequeña, su madre le decía “vas a cobrar” antes de pegarla. Su mente subconsciente había asociado “cobrar” con “pegar” y, por lo tanto, lo interpretaba como algo negativo y peligroso para ella. De ahí su ansiedad cada vez que iba al banco para ver si había cobrado ya!

Nuestra mente subconsciente intenta siempre protegernos de lo que percibe como negativo para nosotros. A cada acción le corresponde una reacción y es por ello que ante un estímulo que la mente perciba semejante a alguna experiencia anterior nuestra, buscará en sus archivos internos la mejor manera de afrontarlo, copiando la reacción que tuvimos la primera vez.

El subconsciente es la mayor parte de nuestro yo (un 95%) y tiene una capacidad inconmensurable para protegernos, creando programas, estrategias y reacciones que nos aseguren el bienestar. Sin embargo, al mismo tiempo es incapaz de valorar si esos programas, estrategias y reacciones son en realidad beneficiosas para nosotros o, por el contrario, si nos están perjudicando. Algo así como que no es capaz de valorar si el remedio es peor que la enfermedad.

Unas de las creencias más habituales que me he encontrado en relación al sobrepeso, sobre todo en las mujeres, son las de seguridad y protección. En muchos casos, la mujer ha pasado por una ruptura sentimental, una decepción amorosa o, incluso, un abuso sexual. En esas ocasiones la mente subconsciente percibe el sentirse atractiva como peligroso, ya que puede llamar a hombres que sólo valoren la parte estética de ellas y no su auténtico ser. Entonces el sobrepeso asegura que el próximo hombre que se vaya a acercar lo haga atraído sólo por su belleza interior.

Estos casos que te he descrito son solo algunos ejemplos para que puedas darte cuenta del poder que tienen nuestras convicciones subconscientes.

Detectar esos bloqueos emocionales y de pensamiento que puedan estar interfiriendo para que consigas alcanzar tu peso ideal es posible. Las siguientes preguntas pueden ayudarte a encontrar si hay algo detrás de tu problema de peso. Las respuestas van siempre dirigidas a las sensaciones y creencias, por lo que no se dirigen a las cuestiones de salud.

  • ¿Por qué comes lo que comes? O, dicho de otro modo, ¿qué no quieres sentir? Tal vez la respuesta sea porque te sientes mal, ansiosa o vacía.
  • ¿Para qué comes lo que comes? O ¿cómo te quieres sentir? Tal vez llena, tranquila y en paz.
  • ¿Qué es lo peor que podría pasar si mantuvieras el sobrepeso? ¿Y lo mejor?
  • ¿Qué es lo peor que podría pasar si estuvieras en tu peso ideal? ¿Y lo mejor? Estas preguntas son para destapar si existe algún beneficio inconsciente de permanecer con tu exceso de peso.
  • ¿Cómo viviste el tema de la comida de pequeña? ¿Quién te alimentaba? ¿Cómo? (con amor, con prisa, con despreocupación, con ansiedad, con castigo) Esta es la pregunta que le hice al chico en mi taller y que abrió lo que estaba oculto en el trasfondo.

Ahora te voy a pedir que separes el tema del sobrepeso en dos apartados. El primero de estos apartados será el de tu relación con la alimentación y tu propio cuerpo cuando comes sin restricciones, sin estar sometida a ninguna dieta, por lo que comes “normalmente”.

El segundo apartado englobaría justo todo lo contrario, el tema de la alimentación habiéndote impuesto un plan de régimen.

Primer apartado, comiendo normalmente, sin restricciones:

  • ¿Cómo te sientes una vez has comido lo que has comido? ¿Qué te dices a ti misma? Talvez te sientes culpable y crees que no eres capaz de controlar tus ansias.
  • ¿Qué es lo peor que podría pasar si no comieras esto ahora? Tal vez la respuesta sea que te daría un ataque y no soportarías la propia presión.
  • ¿Qué es lo peor que podría suceder si comieras todo esto ahora? Tal vez la respuesta sea que te daría un ataque y no soportarías la propia presión.

Date cuenta que muchas veces, tanto el comer en exceso o mal, como el reprimirnos, son dos caras de la misma moneda.

  • ¿Qué sería lo peor de que te diera un ataque? (sustituye “diera un ataque” por lo que percibas como correcto para n tu caso). Digamos que la respuesta es que perderías el control.
  • ¿Y qué sería lo peor de perder el control? Una respuesta puede que sea que entonces dejarías de ser tú.
  • ¿Qué sería lo peor de dejar de ser tú? Me convertiría en nada, no sabría quién soy.

Fíjate que muchas veces, tanto el comer como el no comer, derivan hacia la misma sensación y que esa sensación trae de la mano una creencia negativa acerca de nosotros.

“No sé quién soy” es una creencia muy arraigada. Proviene de que durante mi crecimiento y desarrollo no me permitieron ser yo, no pude tomar mis propias decisiones, no me dejaron expresarme, no tuve, en definitiva, la oportunidad de descubrir mi esencia.

Segundo apartado, comiendo con restricciones, siguiendo una dieta:

  • ¿Por qué haces régimen? ¿Cómo no te quieres sentir? Una posible respuesta podría ser porque te sientes mal contigo misma.
  • ¿Para qué haces régimen? ¿Cómo te quieres sentir? Quizás la respuesta sea para sentirte bien contigo misma.
  • ¿Para qué quieres sentirte bien contigo misma? ¿Qué beneficio tendrás? Intentas ser concreta y tal vez respondes que tendrás más energía y serás más activa.
  • ¿Y para qué quieres ser más activa? Tal vez sea para poder llegar a donde ahora no llegas (trabajo, niños, casa…) y ocuparte de todo.
  • ¿Para qué quieres llegar adonde ahora no llegas y ocuparte de todo? Quizás sea para hacer más felices a tus hijos y que tu esposo se sienta más complacido.
  • ¿Para qué? Para que ellos me necesiten.
  • ¿Para qué quieres que te necesiten más? Para que no puedan vivir sin mí.
  • ¿Para qué quieres que no puedan vivir sin ti? Para que no me abandonen.
  • ¿Para qué? Para no sentirme sola.

En este ejemplo ella siente un gran vacío, una soledad inicial. Esa soledad es lo que intenta reparar mediante la dieta. “Hago régimen para estar más delgada y no sentirme sola” serían sus palabras. Date cuenta que, si no repara también esa sensación de soledad y de abandono, lo más probable es que sólo la dieta sea insuficiente para mantenerse en su peso ideal.

Date cuenta que, si no libera antes ese miedo a la soledad, a que la puedan abandonar, difícilmente podrá mantener su peso ideal. ¿Por qué? Porque su cuerpo busca una metáfora para que ella se haga consciente acerca de su verdadera necesidad, acerca de lo que en realidad necesita ser reparado. Hasta que esa necesidad de reparación no se haga consciente, el cuerpo insistirá en recordársela.

La pregunta clave es ¿por qué tu cuerpo quiere ser gordo? Tu cuerpo es la expresión de tu inconsciente, el cual tiene claro cuál es tu peso ideal: el que tienes. Y por eso te mantiene ahí.

Querer adelgazar muchas veces plantea una lucha entre la mente subconsciente y la mente consciente.

El reto consiste en lograr que tu mente subconsciente esté de acuerdo contigo en cuanto a cuál debe de ser tu peso ideal. Ya que, cuando consigas eso, automáticamente recuperarás el peso que deseas tener. Y lo mantendrás. Y, repito, este proceso se hará de forma fácil y automática.

En la mayoría de los casos, lo que hay detrás del sobrepeso es el miedo (miedo a que no me quieran, a no ser suficiente, a estar sola…) y el miedo provoca estrés y el estrés libera hormonas (adrenalina, cortisol….) que conducen a un aumento de peso, a un cambio en el metabolismo y, entre otras cosas, a un cambio en el peso.

En el fondo de todos esos kilos de más hay creencias y emociones. Encontrarlas y liberarlas puede significar la diferencia entre estar en guerra con los kilos, las dietas o los regímenes y el logro, la consecución y la satisfacción de tener la talla que sentimos es la mejor para nosotras.

Y, llegados hasta aquí, seguramente te preguntarás si es posible para ti poder liberar todas las emociones y creencias que puedan están influyendo en que te mantengas en este sobrepeso. Y mi respuesta es SÍ, POR SUPUESTO QUE SÍ.

Como terapeuta puedo aconsejarte acerca de muchas técnicas, ejercicios y libros para que logres transformar los bloqueos que coartan tu auténtica expresión.

Sin embargo, sólo voy a recomendarte una de ellas, para que puedas empezar desde hoy mismo y desde ya, a transformar tu mundo interior para que esté acorde a tu voluntad.

Me refiero al Tapping E.F.T.(Emotional Freedom Techniques), para que puedas empezar desde hoy mismo a trabajar sobre esas percepciones erróneas que pueden estar impidiendo que seas quien realmente sientes que eres en tu interior.

Te voy a recomendar un libro de EFT que se titula “La solución Tapping para bajar de peso (y quererte más)”, de Jessica Orten.

Desde su propia experiencia, Jessica te explica por qué las emociones y las creencias están alimentando (nunca antes mejor dicho) tu sobrepeso. Y, lo que es mejor, te enseña paso a paso a identificarlas y liberarlas.

Sentirte guapa, atractiva y bella no depende de un peso exterior sino de un estado interior. Y tú tienes la capacidad de transmutar ese estado para que brille y se exprese tal y como es, tal y como tú ya lo percibes.
“La verdad no es algo en el exterior para ser descubierto. Es algo en el interior para ser conseguido”. Osho

Ana Lloveras
Kinesióloga Holística y Emocional. Psicología Energética. PNL. Facilitadora Avanzada de Tapping EFT y Psych-k. Creadora del Método Re-prográmate®.
www.re-programate.com

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